Soldeu el Tarter. Febrero de 2001 |
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Faltan fotos por revelar. Todo llegará.
Se encarga de la reserva Antonio, y consiste en 6 noches en el hotel L'Isard, en Andorra la Vieja, en régimen de Media Pensión, con 5 días de forfait en Soldeu el Tarter, Seguros incluidos y alquileres apalabrados para los interesados. También se llevaban contratadas las clases de grupo para Carlos, Luci, José María, Yolanda y Alex, los dos últimos como principiantes y guardería, (respectivamente).
Salimos este fantástico día, primero familia M&Ms, que quería llegar antes para conseguir los forfaits el mismo día y tener más tiempo para arreglar las clases el primer día, ya que no se podía hacer por anticipado. Javier, Carlos, Luci y yo quedamos para salir juntos a las 9 en mi casa y con José María y Salomé en la gasolinera de Arturo Soria 20 minutos después. Allí nos encontramos y pasamos los esquís a mi coche. Después de una parada a tomar un pincho en el Restaurante Aires de Aragón, en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza), hacemos el resto del camino hasta Balaguer (Lérida), donde paramos a comer algo, un combinado de butifarra, huevos y patatas en mi caso.
Habíamos quedado en llegar sobre las 17:30 y a esa hora más o menos llegamos al hotel, y de allí vamos a la tienda de alquiler. Hay un enorme atasco de tráfico y llegamos bastante tarde, pero antes de las 19h, que era la hora de cierre. Javier se prueba unas botas y decide finalmente comprarse unas Nórdica.
A la salida, nos quedamos esperando en un bar cercano a que tuviesen listos los esquís del niño, mientras Antonio nos reparte forfaits, seguros, mapas y dinero sobrante. Al final salió todo (salvo clases y alquileres) por 53.300 pts.
Aparcamos dos de los coches en el garaje del hotel, muy pequeño, y que sale a 1500 la noche. José María lleva el suyo a aparcar fuera, ya que no quedaban más plazas. Cenamos en el hotel, que estaba lleno de rusos, con la ventaja, esta vez, de conocer su comportamiento. La bebida no está incluida en el precio y la comida no está mal, aunque no se puedan tirar cohetes, lo más flojo el postre, pobre en variedad, todos los días casi igual y, cuando se acababa, no reponían. Tomé pera en almíbar. Los horarios de desayuno y cena son de 8 a 10, por lo que quedamos para desayunar al día siguiente a las 8.
Nos levantamos temprano, para desayunar deprisa y subir a las pistas cuanto antes. El desayuno no está demasiado mal: hay varios zumos, huevos y bacon o salchichas, malas, café malo, leche fría, cereales de dos tipos, y fiambre y quesos, no muy allá. Hay bastante tráfico de subida, y llegamos con el tiempo justo a la taquilla de clases. Allí nos dicen que los teníamos que haber canjeado en la Central de Reservas, donde le habían dicho a Antonio que se canjeaban arriba. De todas formas, nos hacen un vale provisional para el día. Los repartimos entre los que tenían clase. Javier toma clase de 11 a 12. Esquiamos hasta dejar a Javier para la clase. Quedamos todos para comer, y pruebo el caldo y la butifarra, que comemos fuera.
Esquiamos por Llop, entre otras. Al final, bajamos todos juntos por Esquirol, pero José María y yo volvemos a subir y aguantamos, como todos los días, hasta el final. Cuando llegamos abajo, me recuerdan que tengo que canjear los bonos de clase, y me lamento de tener que subir. Voy a hacerlo, cuando me dicen que ya lo hacen ellos, que estaban ya cambiados. Me preguntan dónde era, y se lo explico: desde la silla, se continúa al guardaesquís y a continuación está la central de reservas. ¿No será ahí? - me preguntan, señalando un edificio a menos de diez metros. Efectivamente, era ahí, y estábamos discutiendo en la puerta.
En la bajada a Andorra la Vieja, hay bastante tráfico y llegamos algo tarde. Nos duchamos rápidamente y quedamos para ir de compras, aunque nos limitamos a mirar. Al final, después de mucho buscar un sitio donde tomar algo, damos con la taberna Lizarrán, con una buena variedad de pinchos y vinos majos. Ya, de esta manera, se hace más llevadera y menos trascendental la cena del hotel.
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