Hace buen tiempo, parece que me he recuperado completamente y vamos a bucear en Dos Amigos, dos islotes más o menos grandes a unos cientos de metros de la isla. Nos anuncian que hoy vienen los rangers a cobrar las tasas de entrada al Parque y las de buceo.
La isla tiene una parte que aflora, de unas decenas de metros de diámetro y una parte sumergida que se aleja de su islote compañero, más grande. Las condiciones del agua eran algo movidas, con mar de fondo y bastante corriente, además de numerosas y cambiantes termoclinas, de agua muy turbia. Bajo hasta 25 m. La inmersión es preciosa, con tramos contracorriente y otros a favor. Vemos gran variedad de estrellas y gobios, además de puntas blanca, un sedoso grande, rayas de buen tamaño y numerosos bancos de roncadores, de criollos (lutjanus jordani) y de jureles, además de muchos pólipos, anélidos y erizos.
Foto: Javier Romero Abreu (extraída de
vídeo)
Salimos de los primeros, y empezamos a recoger a los demás. Ya llevamos un buen rato dando vueltas, y faltan cuatro por salir: Sol, Emilio, Mª Ángeles y D.José. Seguimos dando vueltas a la isla un buen rato y luego nos vamos abriendo más y más. Ya pasa de hora y cuarto de inmersión y nos empezamos a poner nerviosos (los 12 litros tampoco dan para mucho más). Beto, pálido, le dice al patrón que avance a lo que dé la zodiac en dirección a la corriente. Llevamos cinco minutos avanzando cuando Olivia grita "allí están", señalando al frente. Seguimos un rato sin verlos hasta que por fin aparecen a la vista de todos, con sus boyas naranjas, sus banderolas y sus silbatos en la boca, riendo al liberar la tensión de la espera, cosa que, en un principio, no hizo pizca de gracia al divemaster, hasta que entendió la causa. Resultó que habían salido al poco de nosotros y se los había ido llevando la corriente sin que reparáramos en ellos. Don José, como siempre, aprovechando hasta el último minuto, había estado, semisumergido, observando el fondo, sin preocuparse de la boya, que, en ocasiones, caía flácida a la superficie. El resto bromeaba: "Don José, el pepino". Y él contestaba "Si es que a mi edad...". El humor es lo último que se pierde. Tras rellenar el depósito de combustible, volvimos al barco sin mayor contratiempo.
Entre la primera y la segunda inmersión, vinieron los rangers a cobrar las tasas ($133) y a vender postales y libros.
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Nos trajeron los pasaportes, que nos habían recogido el primer día, con un sello de la isla y nos dejaron un folleto muy majo. Compré un libro y las postales con que ilustro estas páginas (escaneadas a baja resolución).
En la segunda inmersión está lloviendo, nos dirigimos a Dos Amigos Grande, el mayor de los dos islotes, este de unos cuarenta metros de diámetro y con un pasadizo en un extremo. Bajo a casi 28 m. en una inmersión con algo de corriente. Nos habían dicho que empezáramos con la pared a la izquierda, y que, nada más tirarnos, bajáramos unos metros para evitar las corrientes y que el oleaje nos tirara contra las rocas (como en muchas de las inmersiones de la isla).
Bajo sólo, sin problemas y me confundo: yendo hacia la izquierda, persiguiendo embobado a un pez erizo (diodron hystrix) y esperando que venga el resto, que veía, de reojo, reunido más atrás, bajo la barca. En esto, me vuelvo y veo un martillo de casi dos metros a mi espalda, muy cerca. Quizá espantado por mi movimiento algo brusco, da un giro repentino y se aleja hacia el azul. El corazón se me acelera y decido que es mejor ir con el grupo aunque vayan en la dirección contraria (que después resultó la buena, como era de esperar). |
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Damos la vuelta a la isla, viendo multitud de rayas, puntas blanca, bancos de criollos, pargos, roncadores, jureles... Vemos un gran atún muy cerca y un tiburón grande, probablemente un martillo o un sedoso. Hay variedad de estrellas, erizos, morenas, pólipos, gobios y peces loro, flauta, ángel, mariposa, ballestas, meros, rainbow runners, helciones gigantes o chinos meros (cirrhitus rivulatus), peces caja, damiselas (stegastes sp.), lenguados empenachados (bothus mancus), en fin: de todo, muchísima vida y muy variada. Una de las mejores inmersiones del viaje hasta el momento. El recorrido fue en el sentido contrario a las agujas del reloj, desde poco antes de un extremo del pasadizo, a través del pasadizo, la vuelta completa al islote y pasar de largo la entrada del pasadizo y rodear la punta hasta la salida.
Después, ya en el barco, me doy cuenta de que me falta una postal, y se lo digo a los guías por si me la pueden conseguir. La gente se anima por fin a coger las piraguas, que son muy estables pero lentas. Yo prefiero descansar.
En la tercera inmersión, y última del día, pues iba a haber una fiesta en lugar de la nocturna, el tiempo estaba nublado. Decidimos repetir Roca Sumergida. Bajé hasta unos 20 metros, en un agua cálida, pero con termoclinas y mar de fondo. De nuevo, la misma historia de siempre: hay que bajar de tirón hasta unos doce metros. Así lo hago, bajo y me agarro a las rocas para contrarrestar el mar de fondo. Sólo están cerca Carlos y Olivia. Javier y Paz no aparecen. Tras esperar un rato, me invita Olivia a ir con ellos. Vamos a poca profundidad, vemos escorpénidos, puntas blanca, muchas rayas y langostas (macrobrachium americanum), bancos de pargos, de criollos, muchos alevines, peces erizo, globo, portaestandarte, loro, cirujano, ballesta, blenios, gobios, jureles, trompeta y hasta una morena.
Foto: Javier Romero Abreu (extraída de vídeo)
Durante la inmersión nos cruzamos con todo el mundo, y no vi a Javier y Paz hasta casi el final, unos metros más abajo, así que terminé la inmersión con Carlos y Olivia.
Olivia se retira de la roca y la envuelve un banco de peces, criollos y jacks. Vamos hacia el banco. Pasan algunos jureles azules y, de pronto, hace su aparición un sedoso con un rainbow runner a su lado, rascándose en su piel. Nos quedamos inmóviles y se acerca, curioso, dando un majestuoso pase a menos de 2 metros de nosotros y se aleja, mientras le miramos embobados. Emocionados por la experiencia, quedamos entre dos aguas por si aparece de nuevo. Nos subimos pronto, pero con su imagen reciente aún nítida en nuestros pensamientos.
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