Día 11, el quinto día de buceo.

El lunes por la mañana, nuestro grupo va a Alcyone. No voy con ellos porque no quiero volver a empezar a bucear en un sitio donde quizá deba forzar el oído, al ser una inmersión a unos 35m. y con probables fuertes corrientes.

Silverado

Sí me animo a la segunda, que vuelve a Silverado después del éxito de la anterior, donde se vió el mayor tiburón hasta el momento. El briefing es simple. Hay que llegar al punto donde se encuentra la estación de limpieza, a unos 8 metros de profundidad, colocarse en semicírculo a más de un metro de la lengua rocosa sobre el fondo arenoso donde se encuentra, y quedarse esperando a que aparezcan. El tiempo era cálido y soleado, y nos disponemos a lanzarnos, no sin algo de resquemor a los punta plateada, que tanto nos habían hecho temer en las charlas de diapositivas, briefings, etc.

Llegamos al punto y no hay tiburones. Nos disponemos en arco, deshinchando chalecos y esperando a que hagan su aparición. Yo me entretengo viendo las pequeñas caracolas, anélidos, crustáceos y algunos reef cornetfish, jureles, etc. Al cuarto de hora de espera inmóvil, el frío nos empieza a cansar. Hay quien empieza a dar garbeos y, otros, hasta hacen el pino. Nos cansamos finalmente de esperar a los 20 minutos y emprendemos la marcha, hasta una zona de grandes piedras tipo guijarro muy grande. Allí vemos erizos de espinas largas y negras y otros gordos, elipsoidales, con espinas cortas, más romas y blanquecinas. También vemos cirujanos, peces ángel (holacanthus passer), mariposa (moorish idol), globo, loros bicolores (scarus rubroviolaceus), blenios negros y grandes, chuchillos (xyrichtys pavo), holoturias, trompeta, pargos (y los inevitables puntas blanca, hasta el punto de que casi me choco con uno pequeño).

Dos rayas
Foto: Javier Romero Abreu (extraída de vídeo)

Bajo Alcyone

Los oídos no me dieron ningún problema en la anterior, así que me decido a intentarlo en Alcyone, donde se iba a hacer la tercera del día (sí, es más profunda, y qué).
El tiempo estaba nublado, pero hacía calor. Llegamos a la boya, al otro extremo el ancla en lo alto del bajo. Descendemos por el cabo, de nuevo sin problemas de oídos. Por debajo de 25 m. nos espera una termoclina de agua helada. Nos rodean grupos de tiburones sedosos, tiburones martillo, jureles, túnidos... Las rayas están por doquier y qué decir de los puntas blanca. Abundan los pargos y vemos estrellas verdes y azules. Hay muchos erizos, burros (anisotremus interruptus), etc.
Subimos pronto por el frío y la corriente en zonas, no pasando de 28 metros. Hay compañeros que ven tortugas, ¡e incluso una manta! De vuelta a la zodiac, nos tiramos al agua para ver unos sedosos en superficie, pero demasiado tarde. Volvemos pasando por Silverado, y nos tiramos, de nuevo, con el equipo ligero para ver si vemos los punta plateada, pero, de nuevo, no lo conseguimos.

Quedará para el recuerdo el grupo, agarrado al cabo laxo, recién suelto, mientras nos dejamos a medias llevar por una leve corriente cálida, tras el frío pasado más abajo, y con los tiburones rondándonos aún en la retina.

Nocturna en  Manuelita Este

Por la noche, vuelvo a hacer la nocturna en Manuelita Este, con una ligera corriente hacia el sur, pero el agua cálida con alguna termoclina.

Los tiburones punta blanca están bastante más agitados que el primer día, aunque menos que el segundo, según nos contaron, y nos siguieron defraudando por su torpeza cazando. No les vimos comer, pero sí meterse en los resquicios y agitarse buscando la presa. Se aglomeran sobre todo donde más luz hay y se contagian, aparentemente, la excitación unos a otros. Vemos varias cigarras, casi temblando de, lo que quisimos ver, como  miedo.

Además había muchos pepinos de mar (astichodus multifidus), peces globo, flauta, ardilla, morenas y, lo más destacable, una tortuga semidormida en el fondo, que no huyó cuando la alumbramos, en ocasiones demasiado insistentemente, aunque procurando no enfocarle los ojos. Muy bonitos también los grandes pólipos amarillos y las medusas.

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