Día 8, el segundo día.

El segundo día amanezco muy cansado. Durante la noche he pensado varias veces en descansar algunas inmersiones. Finalmente, en el útlimo momento, me decido a hacer la primera y descansar la segunda.

La rutina diaria consiste en desayunar a las 6, aunque se puede empezar con los cereales desde casi las 5, inmersiones a las 8 y a las 11, comida a las 12:30 o 13h., la tercera inmersión a las 15h., cena a las 18h y la nocturna a las 20h. Intentamos que cambien la hora de la nocturna para antes de cenar pero nos dicen que no, porque la tripulación tiene que descansar y se levanta muy temprano.

Roca Sumergida (Bahía Iglesias)

La primera del día es en Roca Sumergida. De madrugada, el barco se ha desplazado al Sur de la isla y ha fondeado en Bahía Iglesias. La inmersión es algo profunda, llega hasta más de 32 m.

Se trata de una formación rocosa que asciende hasta la superficie y es ligeramente visible en marea baja. Cuenta con un arco no muy grande pero de gran belleza. Encontramos corriente fuerte en algunas zonas. Vemos tiburones martillo, puntas blanza, rayas en movimiento -el día anterior estaban la mayoría fijas en el fondo- y algunas posadas, langostas grandecitas, pargos rayados, rainbow runners (elagatis bipinnulata), jureles y muchos erizos.

Había tantos erizos que hasta me pincho con uno. Ya nos habían advertido: raro va a ser el que no se pinche a lo largo de la semana. Es ligeramente doloroso, y queda un punto negro en el lugar del pinchazo. El tratamiento consiste en un poco de vinagre disuelto en agua caliente, que disuelve incluso una punta que se quedase dentro.

También vemos una corona de espinas y una morena de color castaño (gymnothorax castaneus). El recorrido que hacemos es, desde donde bajamos, cerca del arco, dando la vuelta a la punta cercana al arco, entrando por el arco en sentido contrario y volviendo a dar la vuelta y recorriendo la pared hasta la otra punta. Lógicamente, para ver más tiburones, hay que ir donde más corriente hay, pero es cansado.


Postal submarina proporcionada por los rangers de la isla.

Roca Solitaria.

La segunda del día iba a ser en Roca Solitaria. Yo estaba muy cansado, pero la inmersión anterior había sido muy buena y me animo a hacer también esta. La roca es parecida a la anterior, en el sentido de que apenas aflora la punta más alta. Había algo de oleaje y corriente, por lo que nos dicen que bajemos a 10 m. antes de acercarnos a la roca. Estaba lloviendo. Me tiro de los últimos y empiezo a bajar. En 5 m. tengo unos pequeños problemas para compensar. Subo un metro, compenso y vuelvo a bajar. Han pasado unos segundos tan sólo, pero cuando continúo bajando, no veo a nadie, tampoco la roca. Llego a unos 12 m. y estoy entre dos aguas. Noto que me lleva la corriente, por lo que decido subir. Cuando llego a la superficie, me giro 360º y no veo la barca ni la roca. La isla se vislumbra lejana, ya que la roca está relativamente lejos de la misma. Por fin, desde la cresta de una ola veo la barca, a lo lejos. Empiezo a buscar el silbato pero no lo encuentro, ya que estaba liado con la tráquea. Decido gritar y veo que Winston, que estaba en la barca, me oye, pero se gira y no me ve porque en ese momento las olas me tapan. En la siguiente cresta vuelvo a gritar y ahora ya me ve y viene a recogerme. Subo y me dice que me lleva a la roca para volverme a tirar. Yo le digo que antes voy a tranquilizarme un poco. De hecho, luego le digo que casi, que me espero a la siguiente. Han sido 4 minutos de inmersión, no he visto un sólo pez, pero han sido muy instructivos. Los compañeros tuvieron que agarrarse con garfios, que repartió Beto, a la roca, ya que la corriente era fortísima.

La esquina de la manta ( Manta Corner)

La tercera inmersión del día era en Manta Corner, uno de los mejores lugares para ver mantas.


Manta birostris, postal proporcionada por los rangers de la isla, foto de Mario Arroyo

No me la podía perder, así que allí fui. Se trata de un cabo o punta que tiene un islote separado de la punta por un canal intermedio. Empezamos por la pared, dirección SE. Aparecen puntas blanca pequeños y vamos tranquilos, dejándonos llevar en el canal, que va de 20 a 12m. de profundidad, por la marejada a favor, y agarrándonos a las piedras cuando va en contra. Nos quedamos un buen rato aferrados en las rocas del islote, viendo langostas, rayas, entre ellas una grande blanca con manchas negras posada, coronas de espinas, y lenguados tropicales, puntas blanca, etc., hasta que aparece Beto y empezamos a seguirle.

Nos lleva dirección NE y, de repente, aparece una manta raya (manta birostris), negra, de unos 4 m. de envergadura. Pasa a nuestro lado, majestuosa, a unos 15 m. de distancia y 10 de profundidad. Nadamos hacia ella, hasta que, de una aletada, desaparece en el azul. Cuando vamos a salir ya, vemos un gran martillo más arriba, avanzando como a empellones.

Como me conozco, para no meterme en la nocturna, bebo vino en la cena. Las normas decían que, el que bebía alcohol, no buceaba hasta el día siguiente.

Resulta que la nocturna va a ver el pez rana, en la Bahía Chatham. Consiguen ver uno rojo y uno amarillo. Ya no se volvería a hacer esta inmersión, a pesar de que sólo se hacían dos nocturnas diferentes, la de Manuelita y esta.

Siguiente pág. 4/10 Siguiente