Llegamos a las 4:30 de la mañana del día 6. Me levanto a las 5 y ya está casi todo el mundo pululando por el barco. Ya ven el primer tiburón desde la borda. Desde la cocina tiran fruta y sobras y una nube de peces, cirujanos y otros, acude al festín.
Hay mucha gente con cámaras, de video y fotográficas, así que pienso que, si nos comen los tiburones, por lo menos quedará el recuerdo...
Las inmersiones del primer día son en Isla Manuelita.
La primera, la de después del desayuno, es en la cara Este. Es la inmersión de check-out, para comprobar el lastre y entrar en contacto. Nos dejan más bien hacia el Sur y hacemos un recorrido primero hacia el Norte, con corriente ligera en contra y luego de vuelta hacia el Sur. La profundidad máxima es de 22m. La fauna que encontramos está compuesta por montones de tiburones punta blanca (triaenodon obesus), cornudas de casi 2m. (sphyrna lewini), rayas (taeniura meyeni), una de ellas enorme, tortugas (chelonia midas), peces trompeta muy variados, atunes de aleta amarilla (thunnus albacares), peces globo y cofre (ostracion meleagris), pargos rayados, ídolos moro (portaestandarte, zanclus cornutus), cirujanos (acanthurus nigricans), ballestas (melichthys vidua) y hasta una morena (gymnothorax sp.) y una corona de espinas preciosa. Vemos un tiburón de especie sin identificar, probablemente un sedoso (carcharhinus falciformis). Paz y Javier van poco lastrados y Paz tiene algún problema al subir, ya que la botella de Aluminio es muy flotona. Steve le da unos plomos de sobra. Entre unas cosas y otras, salgo con 20 atm. Es la mejor inmersión de mi vida, y no acabamos más que de empezar.
Isla Manuelita. Cara Este.
La inmersión de las 11 es en la cara Oeste de Manuelita, donde hacemos un recorrido de Sur a Norte, con la corriente a favor. También encontramos una ligera corriente ascendente. En esta isla se dan ese tipo de corrientes, así como algunas descendentes, por lo que conviene ir un poco sobrelastrado, aunque no en exceso. Esta inmersión es más profunda que la anterior, bajando a poco más de 30m. No hacen hincapié en escalonar las inmersiones, quizá porque todos vamos con computadora. En esta cara, vemos también varios martillo, dos tiburones sedosos, un guaho (acanthocybium solandri), y los siempre presentes puntas blanca, rayas, peces globo (arothron hispidus, etc.), flauta (aulostomus chinensis), jureles (caranx sp.) y pargos rayados (lutjanus viridis).
Foto: Javier Romero Abreu (extraída de vídeo)
La inmersión de la tarde es en el canal de Manuelita, yendo de la cara Oeste la Este, empezando en dirección Sur. La profundidad máxima es de 27,4 m.. Encontramos fuerte mar de fondo y corrientes fuertes y variables, al principio en contra y luego muy fuertes a favor. Vamos agarrándonos de las rocas, intentando no pincharnos en los innumerables erizos, que proliferan en estos fondos. Se trata de erizos de grandes espinas negras y voluminosos ojos translúcidos con un punto negro. Vemos grandes navajones azules, y me pierdo unos punta negra (carcharhinus limbatus) por ir pendiente de la corriente y de los erizos. Lo que no me pude perder fueron los puntas blanca, que hasta tuve que apartar. Había muchas langostas, rayas, pargos rayados, meros (dermatolepis dermatolepis), peces flauta y jureles.
La experiencia del paso del canal es casi como un videojuego, donde la corriente te empuja irremisiblemente a través del canal y tú has de intentar por todos los medios mantenerte en el centro para no darte con las rocas, y los erizos. Vas dando aletas completamente en perpendicular a la corriente y, en el último momento, te giras para pasar por los pasos más estrechos.
En el briefing nos intentan meter un poquito de miedo, hablando de los puntas blanca, que se dedican a cazar por la noche y que siguen a los buceadores para localizar a sus presas aprovechando las linternas de los submarinistas.
Foto: Javier Romero Abreu (extraída de vídeo)
Nos cuentan que, si iluminas fijamente un pez, es su sentencia de muerte, ya que los tiburones irán a por él. Como única recomendación, nos dicen que no nos metamos enmedio cuando están comiendo. Efectivamente, en ese momento pueden creer que quieres arrebatarles la comida y pueden volverse contra tí. Con el ánimo un tanto inquieto, nos llevan al nordeste de Manuelita, nos tiramos al agua y hacemos una inmersión hasta más de 21 m. Los tiburones están bastante tranquilos, quizá porque hay luna llena, pensamos después, y hay quien (Olivia) intenta atraerlos iluminándose la mano con la linterna y moviendo los dedos para que crean que sus dedos son pececillos, pero ni aun así. Vemos rayas, peces globo, cofre, ardilla (myripistris leignathos), flauta, etc. A Paz se le acaba la linterna, y la de emergencia no le luce hasta llegar a la superficie. Yo no consigo controlar bien la velocidad de ascenso y decido ponerme más peso para el día siguiente. A partir de entonces iría con 15 libras, uniéndome a la psicosis generalizada de lastrarnos hasta el absurdo.
Las inmersiones son duras porque no estamos acostumbrados aún a las corrientes. Y nos aseguran que irán in crescendo, ya que empiezan siempre por lo más sencillo. Los tiburones no son ningún problema. El problema se produciría si no apareciesen, porque son la principal atracción. Pero no hay por qué preocuparse: los puntas blanca son como las mojarras en el Mediterráneo: pronto ni nos fijamos en ellos. De los martillos, en cambio, no nos cansamos, quizá porque son mucho menos numerosos y su visión, sobre todo en grandes grupos, es siempre sobrecogedora.
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