Viernes Santo, 29 de marzo de 2002: la ruta del Borosa.

Llegados al inicio de la ruta que recorre el río Borosa hasta la laguna de Valdeazores, la emprendemos con buen ánimo. Incluso nos permitimos bravuconear sobre el tiempo estimado para la misma, indicado en un cartel de madera, que es de unas 6 horas y media, presumiendo que, al ritmo habitual, la haríamos en cuatro.

Al principio de la ruta, aún se halla algún remanso donde se permiten los baños y creo que la pesca sin muerte. El camino es siempre levemente ascendente, y se bifurca en ocasiones. No pasa mucho tiempo antes de llegar a uno de los puntos más impactantes del recorrido: la cerrada de Elías, en la que una senda de travesaños de madera permite el paso por un punto, por lo demás impracticable, donde el río se encajona en una cerrada de piedra, de considerable altura.

Más allá, el camino conduce a la antigua central hidroeléctrica, hasta la que se puede llegar también por otro camino paralelo, este transitable por vehículos. Aquí el recorrido tiene su punto de inflexión y la pendiente se vuelve considerable. El camino se retuerce, llegando a zonas rocosas, donde el río forma lagunas y cascadas de gran belleza.  Hay puntos donde la roca se te viene encima y sólo la yedra consigue escalar sus muros.

El inicio de la ruta
Terreno cuarteado al inicio de la ruta (zona de la hidroeléctrica)

Más adelante, el camino gira de repente y alcanza su pendiente máxima, que lo conduce arriba, muy alto, hasta la canalización de agua que atraviesa el farallón de roca por un túnel oscuro y húmedo, donde te cruzas con los que ya regresan y es muy adecuado el uso de una buena linterna. El suelo está lleno de charcos y no ayuda mucho a la buena marcha del caminante. Pasado el túnel, el camino sigue, inacabable; más si el tendón del pie izquierdo te está recordando los meses de excesivo reposo. Se llega de esta guisa a un embalse, desde el que se puede visitar, por un camino que allí llega, el nacimiento del río, a menos de un kilómetro. Siguiendo el camino original desde el embalse, se alcanza finalmente, un buen trecho más allá la laguna de Valdeazores, rodeada de vegetación y apropiada para tomar un merecido almuerzo y reunir fuerzas para el regreso. Es posible seguir camino hasta una pista, pero tenemos los coches atrás y toca volver.

Desde las alturas
Vista desde un hueco del túnel

La vuelta es más rápida que la ida, pero no suficiente como para batir el tiempo estimado. De hecho, al final, con la llegada de la noche y la ausencia de luz, sumada a la fatiga y las cojeras, tardamos unas 7 horas, para los algunos más de 20 km. que tiene esta bella ruta.

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