4 de Noviembre

La primera inmersión del día la hacemos en Small Crack. En la barca entra tanta agua que prácticamente no hace falta saltar. Las cosas de dentro empiezan a flotar y bromeamos que hay más agua dentro que fuera. Bajamos hasta unos 34 metros para empezar una inmersión progresivamente ascendente. sama, el instructor egipcio, nos enseña unas gambitas verdes en el coral látigo. Después, nos lleva hasta la laguna, por un pasadizo con fuerte corriente en contra. Acabamos muy cansados. La laguna es bonita, con preciosos corales, pero sospechamos que nos ha llevado para poder presumir de que ha conseguido llegar con su grupo hasta allí. Vemos tortugas, morenas, rayas de motas azules, anguilas de jardín y bancos de anthias.

Pontonides unciger
Pontonides unciger

La segunda inmersión es en Shag Rock. Hay corriente. La hacemos caribeña. Voy con el 20mm. y vemos una babosa pijama (Chromodoria quadricolor). Suele pasar. Al menos vemos también tortugas, rayas y bonitos corales. Los instructores se enzarzan en una discusión sobre la conveniencia de haber ido contra corriente a la laguna en la inmersión anterior. Un orgulloso y machista egipcio y una española aventurera y desenvuelta no son una combinación idónea para que reine la paz.

Por la tarde estamos ya en el Thistlegorm. El instructor se tira a amarrar un cabo al pecio y se enzarza en una bronca con la tripulación. El resultado es que dice que no bucea más. Hacemos la inmersión con Yolanda mientras nos envían otro dive, Hassan, del barco gemelo. En torno al pecio, vemos carángidos, peces murciélago, león, payaso, grandes peces ángel, meros y peces aguja. Yolanda va despendolada de una atracción a otra, liándonos un poco. En un momento dado la perdemos de vista y nos quedamos esperándola un rato flotando plácidamente sobre una de las bodegas. De repente aparece enganchada a un buceador y sale disparada en dirección a la popa (el cabo estaba en proa). Yo imaginé que era alguien de otro barco y que le llevaba a su cabo. La seguimos. Se para y pregunta rápidamente algo, que yo interpreto como un control de parejas. Luego sigue camino hacia la popa. De repente se da media vuelta, y volvemos hacia proa. Yo voy alucinando. Enseguida, se agarra a un cabo cualquiera, claramente no el nuestro, y subimos por él.  Arriba vemos que el otro buceador era Ernesto, uno de nuestro grupo, que había consumido su aire antes de tiempo. Yolanda nos comenta que intentaba llegar al cabo, pero que se había confundido de dirección y, cuando se dio cuenta del error ya le quedaba tan poco aire que había tenido que subir por el primer cabo que vio. Las señas que había hecho eran para preguntar si a alguien le quedaba aire. Y yo, que tenía aire de sobra, soy el que no la entiendo.  ¡Qué desastre!

Motos en una bodega del Thistlegorm
Motos en una bodega del Thistlegorm

Por la noche hacemos una nocturna en el pecio. Vienen Yolanda delante y Hassan detrás. Vamos en fila india, hasta que Yolanda inicia su téctica de despiste. Cuando ve algo: unos peces león, un pez escorpión, etc. va derecha a ello y la fila inicial acaba convertida en un embrollo. Yo miro de reojo a Hassan, un egipcio de tamaño familiar muy reservado, pero que lleva los ojos como platos (o eso me parece a mí). Bajo sin cámara, de lo que me arrepiento enseguida. Resulta que no hay corriente y es una inmersión espectacular. Vemos algún tamboril, morenas, etc.


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